Desde este enlace podrán acceder a este interesante libro de Kieran Egan .
http://books.google.com.uy/books?id=iC4L1dex8a4C&lpg=PP1&dq=kieran%20egan&pg=PP1#v=onepage&q=&f=false
lunes, 28 de septiembre de 2009
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Fantasía e imaginación: su poder en la enseñanza (K. Egan)
Para comenzar creímos prudente definir la terminología usada por este autor: “ad hoc”.
Ad hoc es una locución latina que significa literalmente «para esto». Generalmente se refiere a una solución elaborada específicamente para un problema o fin preciso y, por tanto, no es generalizable ni utilizable para otros propósitos.,
Se usa pues para referirse a algo que es adecuado sólo para un determinado fin. En sentido amplio, ad hoc puede traducirse como «específico» o «específicamente».
K. Egan, plantea, que si bien todo el mundo reconoce la importancia de la imaginación en la enseñanza, se carece de programas de investigación amplios y potentes, centrados en la imaginación. Este autor afirma que es posible observar como influyen en nuestra práctica docente, la Psicología, la Filosofía, la Sociología y otras tantas disciplinas educativas, pero en ninguna de ellas se presta demasiada atención a la imaginación.
Lo que se propone entonces, es mostrar que algunos de los principios más influyentes en la enseñanza y los curricula, de moda en la actualidad, tienden a suprimir la imaginación de los niños y a eliminar sus posibles usos educativos.
Estos principios “ad hoc” sostienen que el desarrollo educativo procede de lo concreto a lo abstracto, de lo simple a lo complejo, de lo conocido a lo desconocido, de la manipulación activa a la conceptualización simbólica.
Egan, critica la poderosa influencia que tienen estos principios, en la configuración del currículum de la escuela primaria y la poca influencia que la imaginación ha tenido en los principios “ad hoc”.
Este autor intenta refutar estos principios, y se pregunta si realmente los niños aprender mejor todo a partir de la experiencia y pone como ejemplo el cuento de la Cenicienta, la cual no parece provocar muchos problemas de comprensión a la mayoría de los niños de 5 años. Sin embargo para entenderla, ellos tendrán que manejar conceptos muy generales y abstractos tales como, bondad, maldad, crueldad, esperanza, miedo. Para que la historia concreta de la Cenicienta tenga sentido, ellos deberán “poseer” de algún modo, estos conceptos abstractos. Es decir la abstracción es antecedente y condición necesaria para que puedan entender el relato concreto.
En resumen, este autor cuestiona, a partir de contraejemplos como el de la Cenicienta, si el principio “ad hoc” no es erróneo y si “el desarrollo educativo de los niños no deberían proceder de lo abstracto a lo concreto”.
Existe un aparente conflicto entre la imagen del niño derivada de los conflictos ad hoc, por una parte, y la que surge de nuestras habituales observaciones de la imaginación de los niños, por parte.
Si aceptamos el principio de que el aprendizaje de los niños progresa desde lo concreto a lo abstracto ¿cómo podemos tratar los relatos fantásticos?
Tenemos que empezar a enseñar con cosas materiales concretas para, a partir de ellas, dirigirnos hacia los conceptos abstractos. Partir de aspectos concretos presentes en la experiencia del niño para alcanzar una mayor abstracción.
Podríamos preguntarnos, si el niño aprende mejor todo de esas experiencias, si solo pueden aprender a partir de ellas, y si hay cosas que se aprenden mejor a partir de otros tipos de experiencia.
Si nos fijamos brevemente en los relatos fantásticos de los niños y recordamos las objeciones que hicimos al principio, nos daremos cuenta que damos sentido a todo tipo de conocimiento nuevo de forma directa, adaptándolo a nuestros esquemas abstractos.
Podemos introducir cualquier conocimiento en la medida en que garanticemos que se adapta a las estructuras conceptuales que ya tiene el niño.
En consecuencia no hay por qué mantener la intangibilidad de la historia en la enseñanza primaria, justificándose su actual ausencia sobre la base de que el niño carece de los conceptos abstractos necesarios para dar sentido a la historia: el tiempo cronológico, la causalidad y demás. A partir de la observación de cómo dan sentido los niños de los relatos fantásticos, vemos que disponen de las herramientas conceptuales precisas para dotar de significado la historia.
Quizá carecen del concepto lógico de causalidad que proporciona unidad a los relatos y a los cambios que en ellos se producen.
Los niños pequeños disponen de las herramientas conceptuales que necesitan para aprender los aspectos más profundos de nuestro pasado, como la lucha por la libertad y contra la violencia.
No aprenden de estos conceptos, pues ya disponen de ellos cuando llegan a la escuela. Los utilizan para aprender aspectos del mundo y de la experiencia.
No se pretende que los contenidos de fantasía se incrementen en las aulas escolares, sino que en beneficio de los alumnos, es necesario reconstruir los métodos docentes a la luz de una imagen más rica del niño como pensador imaginativo y lógico matemático.
La imaginación constituye una poderosa y desechada herramienta de aprendizaje y que tenemos que reconsiderar en nuestras prácticas docentes como ya mencionamos anteriormente. Podemos proporcionar a los alumnos cosas en qué pensar que desafíen y estimulen las capacidades imaginativas con las que piensan.
Un modelo de enseñanza que se funde en la fuerza de la narración asegurará el planteamiento de un conflicto o un sentido de tensión dramática al principio, (la elección del mismo es fundamental).
De este modo, creamos una expectativa que se satisfacerá al final. Los ritmos que siguen los relatos constituyen un reflejo de otras capacidades conceptuales de los niños.
Nuestra tarea educativa no consiste en analizar con detalle estas destrezas, sino en observarlas y reconocer con mayor claridad la amplitud y profundidad de la capacidad de aprendizaje de los niños.
Los personajes y acontecimientos incorporan estos conflictos abstractos. Tales pares opuestos sirven como criterios para la selección y organización del contenido del cuento y como líneas estructuradoras a lo largo de las cuales se desenvuelve la narración.
Nos ocupamos de observar sus funciones y su fuerza para aclarar y establecer estructuras de significado.
Buscamos acontecimientos o hechos que nos permitan situar la información de acuerdo con nuestras estructuras ideológicas ya constituidas.
Los medios de comunicación, que tratan de seducirnos, suelen presentar la información de manera que esté ya situada en contextos, lo que contribuye a restringir nuestra comprensión de la complejidad del mundo a los pares opuestos de la infancia, sin mediación alguna.
Estos pares opuestos no sólo se utilizan para organizar los cuentos, sino que predominan en todo tipo de campos en los que organicemos y demos sentido a las cosas.
Si lo que nos preocupa a la hora de planificar nuestra enseñanza es comunicar con claridad un conjunto de materiales, convendría que pensáramos como utilizar los pares opuestos a ese fin.
Se empleará estos pares como medios para organizar y seleccionar los contenidos.
Es evidente que los cuentos tienen que ver con respuestas afectivas.
A través de los modelos dominantes de planificación e investigación, la educación es un asunto en gran medida lógico y estrictamente racional.
Desde ese punto de vista, la educación constituye un campo en donde queda poco sitio para nuestra vida emocional. Lo afectivo suele considerarse como una cuestión restringida a las artes.
Esta visión es producto de un empirismo impropio y de una limitada concepción del aprendizaje.
Damos sentido al mundo y a la experiencia de manera afectiva no menos que cognitiva.
Ambos aspectos operan conjuntamente, no están divididos en dos porciones diferentes.
Una contribución a la enseñanza que puede derivarse de la forma narrativa consiste en una movilización más equilibrada de las capacidades de aprendizajes de los niños.
Al utilizar la forma narrativa para planificar la enseñanza, podemos reimplantar este aspecto, importante y olvidado del pensamiento infantil.
En consecuencia es conveniente que nos percatemos de cómo suscitan los cuentos nuestras respuestas afectivas.
Podemos observar dos formas de atracción afectiva ejercida por los cuentos.
En primer lugar, los cuentos versan en gran medida sobre cuestiones afectivas. Estos sentimientos proporcionan los motivos de las acciones o bien el sentido y el resultado de las mismas.
Son importantes las emociones e intenciones humanas para dar sentido a las cosas. Presentar el conocimiento separado de las emociones e intenciones humanas es reducir su significado afectivo, el cual parece importante para acceder al conocimiento y para atraernos al mismo.
El segundo modo de atraernos los cuentos en el plano afectivo se deriva del hecho de que tenga un final, que se resuelva algún conflicto planteado al principio. Este final le confiere parte de su fuerza afectiva.
El carácter exclusivo de la forma narrativa del cuento consiste en que se crea su propio mundo, en donde queda fijado el significado de los acontecimientos y por tanto de nuestros sentimientos hacia ellos.
Nos damos cuenta que hemos llegado al final del cuento cuando sabemos como sentirnos respecto a todos los acontecimientos y personajes que lo constituyen.
El final de un buen cuento completa la pauta que establece de forma definitiva el significado y nuestros sentimientos respecto al contenido.
Como docentes podemos fomentar la imaginación en los niños a través de diferentes cuentos, por el clima mágico y afectivo que ellos generan, también se trasmiten una serie de valores fundamentales para la formación integral del niño.
Propician el desarrollo de sentimientos, de solidaridad e integración a un núcleo o comunidad, al tiempo que incentivan su seguridad y lo conducen al afianzamiento de su personalidad.
El niño deberá de ser un usuario competente de la lengua y es por eso que se le deben brindar múltiples oportunidades para estar en contacto con textos de uso social existente como anuncios publicitarios, avisos, carteles, historietas, cuentos, fábulas etc.
La comprensión de textos en la escuela no es una disciplina nueva ni un campo inexplorado. Es un camino progresivo que debe iniciarse en el nivel inicial.
El alumno debe antes de enfrentarse a un texto, saber que el mismo le aportará nueva información y que ello lo hará crecer.
Las estrategias lectoras que puede llegar a utilizar el niño ante el texto son: anticipación, predicción, inferencia y verificación.
Antiguamente, se creía que las escuelas eran “fábricas en las que las materias primas (niños) se moldeaban y preparaban como productos para satisfacer las diversas exigencias vitales”.
Actualmente al planificar lo que hacemos en primer lugar es establecer nuestro objetivo –diseñamos el producto final-, luego decidimos qué materiales y contenidos necesitamos para esto, organizamos a los trabajadores, y por último evaluamos para ver si nuestro producto –objetivo- es satisfactorio.
Pero el autor, nos reafirma algo que ya nos es conocido, y es que no debemos esperar que todos los alumnos se conviertan en productos idénticos, ni siquiera pretender que cada estudiante aprenda una misma lección del mismo modo que otro estudiante.
Justamente por esto podemos decir que hay innumerables maneras de educar y educarse, sumándole la enorme diversidad de los alumnos y de los contextos sociales y culturales.
El Modelo q plantea K. Egan, propone cambiar nuestras prácticas en la enseñanza de Ciencias Sociales de manera de convertirlas en algo significativo para el niño. Para ello, es necesario que se considere el aspecto afectivo de los alumnos. Es decir, no considerar como lo más importante lo cognitivo y lo didáctico sino comenzar a cuestionarnos si para los alumnos lo que enseñamos es realmente importante. Debemos buscar la forma de que cada contenido que enseñemos sea “afectivamente” interesante.
Esta preocupación, de primar lo intelectual en las aulas, ya la expresaba Vigotski: “No sé por qué nuestra sociedad se ha formado un criterio unilateral sobre la personalidad humana, ni por qué todos toman las dotes y el talento sólo con respecto al intelecto.
Pero no sólo es posible pensar con talento, sino sentir talentosamente.
El aspecto emocional de la personalidad no tiene menos importancia que otros y constituye el objeto y el desvelo de la educación en la misma medida que el intelecto y la voluntad”.
Así pues, deberíamos preocuparnos igual o más por este aspecto que por el “cómo” abordar un tema ya que cuando logramos involucrar afectivamente al alumno, éste estará dispuesto a aprender y logrará que estos aprendizajes sean realmente significativos.
Por lo tanto, y tal como lo plantea Egan, “si en un tema no encontramos nada que pueda interesar desde el punto de vista afectivo, no sigamos adelante”. La tarea del docente es lograr encontrar esos intereses, esas motivaciones, para facilitar los aprendizajes.
En el “Modelo de la forma narrativa del cuento” el autor propone problematizar lo cotidiano, convertir lo natural en extraordinario, de manera de sorprender al niño y motivarlo. Para ello, es interesante plantearle situaciones de destrucción y supervivencia, donde deba buscar estrategias para solucionar una problemática determinada o de lo contrario “morir”.
Esta es una muy buena estrategia para abordar un contenido tan “trillado” como lo es la comunidad en el primer nivel. Egan propone, por ejemplo, plantear una situación catastrófica como lo puede ser la colocación de un muro que aísle a la ciudad o pueblo donde viven y comenzar a pensar en todo lo que se vería afectado. De esta manera, se estarán desnaturalizando muchos aspectos que queremos hacer ver como valiosos a los alumnos, como por ejemplo, la importancia de la red de saneamiento y abastecimiento de agua, etc.
Así, una temática que podría resultar aburrida y sin significado se convierte en algo sumamente motivador, y que le exige al alumno una reflexión profunda.
Por otro lado, Egan propone utilizar la fantasía para lograr que los niños expliquen la realidad, de manera de poder sacarlos de la rutina, cambiando lo que trabajan a diario por algo más motivador.
A través de estas propuestas los niños le dan sentido a las cosas mediante su forma de captar el mundo ya que la hallan una intención y emoción particular.
Otro aspecto importante que destaca este autor es la forma en que se deben organizar los contenidos. Se propone realizar unidades didácticas de manera que se pueda seleccionar el material de forma significativa y atractiva para el alumno. Para ello es necesario vincular cada elemento de la unidad mediante pares opuestos.
Grupo 4º B :
o Laura Chavez
o Ana Claudia Fleitas
o Melissa Frutos
o Natalia Giani
o Ximena González
o Natalia Pacheco
o Sofía Parodi
o Sofía Peluaga
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